Esa pregunta está explorando cómo te relacionas con tu propio pasado y tu evolución personal. Básicamente, tiene dos partes implícitas:
1. "¿Dejaste el pasado atrás?" → Te está cuestionando si has aprendido de tus experiencias, errores o situaciones pasadas, y si ya no dejas que esas cosas determinen quién eres ahora. Es sobre crecimiento y cambio personal.
2. "¿Sos el mismo de siempre?" → Contrapone la idea de cambio con la de estabilidad. Aquí te preguntan si, a pesar del tiempo y las experiencias, sigues siendo la misma persona en tus actitudes, comportamientos y decisiones.
En conjunto, la pregunta te invita a reflexionar sobre si has evolucionado o si sigues repitiendo patrones del pasado. También puede tener un tono más personal o emocional, dependiendo de quién lo diga: podría ser alguien que quiere saber si realmente cambiaste o si sigues atrapado en lo mismo.
En el fondo, esa pregunta no solo indaga sobre cambios superficiales o decisiones, sino sobre tu esencia, tu núcleo como persona. Pregunta si, más allá de lo que pasó y de las experiencias, sigues siendo la misma persona por dentro, con tus valores, tu manera de sentir y tu forma de reaccionar ante la vida.