Desde el punto de vista clásico, carecer de harmonía y proporción en cara y cuerpo.
Y desde el punto de vista moderno, no tener nada que destaque sobre lo demás, por ejemplo buenos labios, ojos grandes, etc.
Que haya más de un punto de vista nos indica que siempre habrá factores culturales, epocales o territoriales en torno a la belleza.