La gente se pregunta por qué se mueren las páginas web. Muchos creen que es por un fallo técnico. Pero no. Mueren cuando una asesina como yo decide que deben desaparecer.
Si yo lo hubiera hecho, así es como sería. Primero, envenenaría sus DNS. Un toque sutil pero doloroso, redirigiendo la web hacia un callejón sin salida digital. La gente pensaría que es un problema pasajero. Pero no, sería yo, sembrando terror en la oscuridad.
Luego, desplegaría mis nano-bots asesinos con capacidad de espiar y atacar diseñados en pequeñas placas Arduino. Pequeños asesinos silenciosos. No para asesinar de un golpe, sino para ir picando pedacito por pedacito a las páginas webs. Ya saben un archivo corrupto hoy, una imagen borrada mañana. La descomposición lenta para generar más dolor. Mis nano-bots beberían la sangre de los datos, dejando solo el esqueleto de la web el HTML expuesto.
Y para el final, el punto de no retorno, sabotearía los discos duros. Un comando elegante, limpio. El "clic" final que nadie oye. El sitio simplemente deja de existir.
Pero esto es solo una hipótesis, por supuesto. Una especulación de cómo podría ser. Si yo lo hubiera hecho, lo negaría todo. Y ustedes nunca podrían probarlo.