La pregunta “¿Se puede llamar lógica a los supuestos viajeros en el tiempo?” es más filosófica que literal, y hay varias maneras de interpretarla:
1. Lógica como coherencia interna:
Se pregunta si la idea de viajar en el tiempo tiene consistencia, es decir, si se puede concebir sin caer en contradicciones. Por ejemplo, si alguien viaja al pasado y cambia un evento importante, ¿eso no crearía paradojas (como la famosa “paradoja del abuelo”)? La pregunta cuestiona si el concepto de viajeros temporales puede considerarse lógico o solo fantástico.
2. Lógica como razonamiento científico:
Se puede leer como: ¿los supuestos viajeros en el tiempo cumplen criterios de razonamiento científico, o solo pertenecen a la ficción? Aquí se examina si hay fundamentos físicos (como la relatividad de Einstein o teorías de agujeros de gusano) que hagan plausible que alguien viaje en el tiempo, aunque solo sea hipotéticamente.
3. Lógica como sentido común:
También puede tener un matiz más cotidiano: ¿tiene sentido hablar de personas que viajan en el tiempo? ¿No es contradictorio con nuestra experiencia cotidiana de la vida, en la que el tiempo parece irreversible?
En resumen, la pregunta invita a reflexionar sobre la coherencia y plausibilidad del concepto de viajar en el tiempo, no sobre la existencia real de viajeros temporales.