Era notorio que las noches en ese paraje alejado de la ciudad eran del color más negro que jamás ningún pintor podría igualar , con todo y ello la gente tenia ese sentido de la orientación o el iris adaptado a tanta oscuridad, yo capitalino me era imposible mirar mi nariz y la inquietud me estaba invadiendo por lo que vi al llegar a este poblado.
La reciente tromba que cayo ese día y la manera como la alejaban con rezos y santificaciones orales como si aquella lluvia proveniente de la naturaleza fuese fruto de un hechizo sobrenatural y que fuese en prejuicio de estos habitantes de este pueblito.
Las tijeras en la entrada de la casa de mi tía me resultaron adorno peculiar por llamarle lo menos, la explicación en una frase, si alguna bruja quiere entrar las tijeras impedirán su ingreso pues se le cortarán las alas.
Todos los santos mas solicitados se encontraban en toda la casa a manera de cuadros o mini esculturas, pues ellos protegían la casa de un mal que solo por las noches acechaba.
La preocupación estaba justificada pues el recién nacido sobrino podría ser presa de esta maldad añeja en este poblado en el que las historias de los abuelos incrementaban la ¿paranoia? De gente más joven.
Llego por fin la tan temida noche en mi incredulidad y mi mala costumbre de dormir tarde, me quede con los tíos jugando naipes que nos devoraron el tiempo y nos gano la noche, carente de luces eléctricas salí al baño pues al ser una fosa séptica no se encontraba dentro de la casa, casi a tientas llegue y pude hacer mi necesidad, a lo lejos el cerro de la joya destacaba por ser el contraste de algo mas negro que la noche y se veía aun mas contrastado por el sin fin de luces las cuales asemejaban bengalas usadas en festividades, no se escuchaba mas que el desaforado ladrar de los perros que lo hacían en dirección hacia aquel cerro alertando o ahuyentando lo que en aquella noche podría verse o sentirse en el ambiente.
La jugada de naipes y los tragos de licor se vieron interrumpidos por un “aletear”, harto de vivir con miedo mi tío sacó el machete y se dirigió al origen del ruido y decidido gritando lanzo una maldición, debido a que salió con demasiada enjundia y decisión , aunado a que la oscuridad era aun mas profunda en ese momento que en el previo, no le localizamos, gritamos su nombre sin resultado, hasta que cansados de la búsqueda regresamos a casa para encontrarlo ahí sentado con un rostro que a la luz de las velas aparecía pálido como si hiciese un frio extremo, era mi tío que pasmado no hilaba una palabra a la vez. Le acostaron en su cama pero el aleteo no cesó y las luces del cerro lucían mas brillantes, como si aquel aquelarre hubiese tenido el éxito de comer parte del alma de alguien…..
#cuentosdeterror