La prima de Luis Fonsi, Ponmi, se encontraba acostada en la parada, cuando llegó un negociante experto y se le bajó el muerto del transporte. El negociante venía con buenas intenciones pero eso al momento Ponmi no lo sabía. Con los pómulos enrojecidos como pomelos ella le dijo, "me lo pones como melocotón", sin especificar, lo cual el espíritu que aún el lector cree vivo pese a las reiteradas pistas resiste malpensar y le dice "no voy a malpensar, amiga, considerando que fui adicto al autoplacer con contenido adulto, y solamente pude dejarlo volcándome completamente en los negocios". La chica a penas sabía encender una calculadora como para entender el nivel de negocios que el hombre manejaba. Ponmi sólo podía imaginar ganancias y lo que compraría con ellas. Pensaba que era afortunada por haber encontrado una persona que entendiera su interés en el dinero y conociera eso de comprar cosas como ella descubrió hace un par de años.
"Te propongo una estrategia trapezoide. Eso evita la pirámide que todos temen.". Ponmi había oído hablar de estas estafas por su primo Luis, que domaba caimanes. Le decían "el escamas Fonsi" al pobre diablo antes de retirarse para dar lugar a los nuevos.
Como el circo al que el espectro este la invitaba era algo físico, ella directamente contrastó con lo digital y dijo no no, esto es legítimo, porque se puede palpar, es un lugar real. El espectro luego del mes de trabajo desapareció con la mitad del dinero de Ponmi, junto con el del público que invirtió en verla triunfar a futuro más que en su talento actual.
Este dinero lo repartió entre otros grupos numerosos de espectros, pero no tan numerosos como los fans de Ponmi, creando esta forma peculiar de trapecio. Este fue el primer tropiezo de la payasita Ponmi.
