En corea se gestaron progresiones de acordes muy interesantes e innovadoras, que nunca había visto ni se me habían ocurrido. Tampoco se enseñaban en las escuelas de música. Una nueva forma de hacer música. También reconozco, como entendido del tema, que es algo de mucha virtuosidad.
Sin embargo, apelando al mero gusto personal, no es algo que escuche en soledad en mi casa, y tampoco me gustan todos los artificios que orbitan la industria de esta música, super capitalizada y explotada hasta el límite, con unos cantantes y bailarines explotados y anoréxicos.