Es uno de los muchos rasgos que se transmiten genéticamente y que pueden ser intensificados o atenuados en base a diferentes factores ambientales.
Esos factores ambientales pueden provocar más adelante ansiedad social. Es cuando el niño comprende el ambiente en el que se mueve es hostil e inconscientemente llega a la conclusión que no merece la pena relacionarse, pues recrearía aquellos acontecimientos tan negativos que vivió.