Nadie tiene por qué ser pobre.
Mira te digo una cosa las personas justas, no tienen por qué padecer hambre, el hambre es una maldición.
Si la persona es justa dice la promesa de Dios :
Joven fui y he envejecido y no he visto justo desamparado ni su descendencia que mendigue pan
Jamás vas a ver a un hijo de Dios que se quede sin comer, a menos que estén a juicio o Dios esté tratando con él.